lunes, 25 de abril de 2011

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LAS MARCAS Y LA ENSEÑANZA

            Me parece vergonzoso que en un país como Estados Unidos, siendo la primera potencia mundial dejaran al libre albedrío un asunto tan importante como es la educación. Porque según lo que hemos podido leer en este documento, las propias universidades y colegios públicos firmaron contratos vendiéndose al mejor postor, a la marca que les diera más dinero. De ésta forma influían en los alumnos (futura sociedad) hasta el punto de denegar sus críticas y si fuera necesario, expulsándoles del colegio para así poder obtener la subvención de marcas como Coca-Cola o Pepsi- cola entre otras. Como podemos apreciar en: “El colegio secundario de Greenbriar de Evans, Georgia donde se organizó el día oficial de la Coca-Cola, durante el cual todos los alumnos debían acudir a clase con camisetas de Coca-Cola…” “ …Mike Cameron de diecinueve años, llevaba puesta una camiseta con el logo de Pepsi en un censurable acto de provocación. Fue suspendido de inmediato por semejante delito.”

            Desde mi punto de vista el error por parte de los colegios y universidades estuvo en firmar contratos en los que se les denegaba hacer cualquier declaración en contra de la marca con la que habían firmado dicho contrato. Y no en cuanto a lo que ofrecían ambas partes; ya que me parece bien que cualquier empresa proporcione dinero para subvencionar colegios o institutos, ya sea en metálico o soportes técnicos y digitales; pero estos últimos ya tienen su beneficio al poder vender sus productos en el colegio. Los niños ya están probando sus productos desde pequeños lo que supone una fuente importante de ingresos para las marcas, tanto para hoy como para el mañana.

            También pienso que no es bueno que un colegio o universidad se ciña única y exclusivamente a un solo producto, ya que si es así, los niños se convierten en auténticos consumidores de dicho producto de forma obligatoria, ya que no tienen otros productos para poder comparar si le gusta más o menos. Lo que nos dice que estamos quitándoles la oportunidad y libertad de elegir qué tomar y qué no. Por lo que se convierten más en una sociedad de consumo que se deja guiar por los demás, que no tienen sus propias ideas, o las tienen pero no luchan por ellas ni las defienden.

            Las empresas se intentan aprovechar de la sociedad para sacar mayores beneficios intentando engañar a los consumidores, como se puede leer por ejemplo en: “…algunos investigadores de mercado han experimentado con cámaras fotográficas desechables que entregan a los niños para que la lleven a casa y fotografíen a sus familiares y amigos. Con lo que Nike consiguió pruebas documentales sobre los sitios <<donde más les gustaba pasar el tiempo libre>>.”
            Estoy de acuerdo con Roger Trull, en que las marcas deben ser cosas que no influyan en el contenido académico; lo que significa un patrocinio extracurricular.
            Me parece increíble que se llegue incluso a jugar con la vida de las personas por intereses entre una empresa y un colegio o instituto. El afán salvaje con el que las empresas pretenden obtener beneficios a costa de lo que sea, atenta claramente contra la salud de las personas. Como ocurrió con la empresa Apotex mencionada al final de la página 133 - 134 del texto.

            Aunque todos estemos siendo bombardeados por las marcas en todo o casi todo momento, debemos intentar impedir que esto llegue hasta tal punto que supere nuestra propia educación, ya que daríamos un paso hacia atrás en la evolución del hombre.  Dejaríamos de ser racionales y simplemente nos moveríamos por el impulso de qué comprar y qué consumir, para obtener unos supuestos beneficios propios, cuando en realidad lo que están haciendo es cortarnos las alas y acabar con nuestras propias ideas y pensamientos.

Con todo esto lo que se demuestra, bajo mi punto de vista, es la tiranía con la que las empresas tratan y acosan a los ciudadanos, de forma que nos crean falsas necesidades que supuestamente nos proporcionan el placer de sentirnos mejor. Nos manipulan al no proporcionar alternativas con las que se pueda desarrollar una actitud crítica ante cualquier producto y, por esto, ante cualquier situación. Están llevándonos por el camino que quieren las empresas, supliendo nuestros valores personales por valores físicos y económicos ajenos a nosotros mismos, creando una dependencia que les revierta en mayores beneficios. Además, lo hacen de forma tan sutil que actúan con los chicos desde edades muy tempranas, para evitar un desarrollo normal crítico ante todo lo que les rodea.

La educación tanto en casa, en las familias, junto con los conocimientos que los educadores proporcionan en las escuelas, es vital para un correcto desarrollo del espíritu crítico de nuestros jóvenes. Sin esto, ellos pierden su interés por conseguir metas.

Además el uso de determinadas marcas acentúa la diferencia entre las clases sociales, ya que sólo los chicos más pudientes económicamente hablando, serían capaces de obtener determinados productos, mientras que el resto deben contentarse con lo que tienen, pero creando en ellos un sentimiento de inferioridad e insatisfacción, que sólo conduce a la incomprensión y a la violencia, contra aquello que no pueden adquirir con regularidad. De modo que se relaciona cada marca a un determinado estatus social y cultural.



 Para ir a el texto pueden encontrarlo en: KLEIN, Naomi (2001). No Logo. Barcelona: Paidós.

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